Páginas

viernes, 24 de febrero de 2012

Reflexión

Nos encontramos vacíos, aunque llenos de cosas que queremos expresar. Las soltamos, pero nos cierran la boca. Cuando creemos que todo puede ir bien, nos cortan. Nos sesgan. Nos apartan. Nos invaden y nos encierran. 

Pensamos por nosotros mismos, unidos, por una vez. Juntamos nuestras ideas, nuestros elementos comunes. Disfrutamos con saber que podemos conseguir algo, pero nos devuelven a la realidad. A esa realidad dura, cruel, simple, impersonal y casual. A esa realidad improvisada, donde no vale con saber que estás haciendo las cosas bien, si no que además se tienen que interesar por ti, por tu opinión, por lo que eres, y por lo que podrías llegar a ser. Eso que tanto imaginas cuando tienes todo, y que recuerdas cuando no tienes nada. 

Nos unen más que nos separan, pero alguien decidió que lo mejor sería callarnos la boca, no expresar nada, aunque en ese momento no tengas nada que decir. Imaginas que con palabras lo solucionas todo, pero para eso existe la realidad, para demostrar esas palabras. No son más que eso: cosas que uno piensa y dice, pero que en la realidad son meros objetos estériles, vacíos, sin nada. Cuando uno realiza un acto, reflexiona y actúa. Casi siempre va solo, aunque hay que estar unidos. 

No vale con poner el grito en el cielo. No vale con intentar que tus palabras sirvan para algo. No vale con saber que lo correcto es lo que no estamos haciendo. No vale con pensar que la realidad es semejante a las palabras.

Las palabras se pierden con el tiempo. Pero a veces las palabras llenan vacíos. A veces las palabras cortan nuestros actos. Por eso la realidad es así de interesante. No sabes cuando cogerán la suficiente fuerza para actuar y conseguir algo, ese algo que es muy difícil de conseguir sin hacer nada.

1 comentario:

  1. A pesar de todo esto, nunca hay que callarse cualquier idea que pensemos que es interesante o que pueda ser útil a las personas para que reflexionen.
    Saludos.

    ResponderEliminar