Páginas

lunes, 3 de septiembre de 2012

Ellos




Y resulta que al final todo salió mal. Nada funciona como tú quieres que funcione. No tenemos el control, nunca lo tuvimos y nunca lo tendremos.

“¿Por qué lo dices?”

Es complicado de explicar. No tienes la sensación de que hay días que te levantas, te marcas unos objetivos y vas a por ellos. Otros días te levantas y no ocurre nada. Es monótono como buena parte de tu vida. Muchas veces me despierto y ya estoy aburrido sin haber tenido tiempo para abrir los ojos. No hay emoción.

“¡Qué decadente eres!”

No soy decadente. Soy realista. Si tu vida es una constante emoción, enhorabuena. Te envidio. Pero mientes. Ni todos los días son iguales, ni todas las rosas son rosas. Lo peor de todo, es que cuando intentas hacer algo diferente te convences a ti mismo de que no tienes tiempo.

“Pero seguramente habrá días que hagas algo diferente o que te levantes con distinto humor”

Claro que hay días así. Y no veas lo feliz que se siente uno. Es una sensación mágica, que te envuelve. Tan solo actúas. Haces lo que quieres. Te levantas y te diviertes. Es otro rollo. Nada parecido a mis otros días “decadentes”.

“Son cambios de humor, es normal. Seguramente cuando te levantes esos días en modo ‘triste’, es por algo personal”

Ya te digo yo que si. Pero no pienses que desde por la mañana estoy pensando ya en que el día es una mierda. Hay que darle una oportunidad. A veces incluso te sorprendes de lo que puede pasar. Pero es difícil, porque tendemos a rendirnos demasiado pronto. A bajar los brazos a la mínima. A mirar al tiempo y decirle ‘hasta luego’. Es como si nada me importara. Como si el mundo no existiera. No se, quizás esté exagerando.

“Habrá algo que te importe, me imagino”

Claro, por eso muchas veces me levanto así, de esa manera. Pero ya estoy acostumbrado. Es algo familiar. Esos días para mi son casi rutinarios, por eso me alegro tanto de que lleguen otros días en los que me pongo a tope desde el primer momento. De todas formas, llevo teniendo unas semanas en que las cosas me van afectando menos. Tengo mis pequeños bajones, pero considero que la vida son altibajos, así que no es nada preocupante. Quizás le de demasiada importancia a hechos que no la tienen, pero es algo que no puedo evitar. Soy así. Vivo en una rutina constante. Y no me refiero al día a día, si no a que todo lo que intento que me salga bien, me sale mal.

“Como a todos”

Supongo que llevas razón. Seré un egocéntrico en este caso. Lloramos por cosas insignificantes, cuando hay gente que sonríe por menos.

Yo no tengo ningún plan establecido. Siempre pensamos que lo mejor es no hacer nada que se salga de nuestro camino por miedo a lo que pueda pasar. Miedo a hacer algo diferente.

“Parece que trazar otra línea, que hacer un dibujo diferente a nuestras vidas, es algo malo. Algo de lo que haya que huir. Tú, por ejemplo, siempre me preguntas las mismas cosas. Como si yo tuviera respuesta alguna. No soy nadie para darte consejos.”

Te has ganado mi confianza. Son varios años ya.

“Y los que me quedan si sigues esperando a que te responda algo ¿Por qué no buscas las respuestas fuera?”

Pero afuera no hay ninguna. Solo me las puedes responder tú. Te necesito.

“Yo siempre estaré aquí. Tranquilo. Pero no puedo hacer todo por ti. Bastante tengo con aguantarte tus preocupaciones todos los días. Con escucharte y con ayudarte a escribir. Piensas que estando anclado a un mismo sitio, ser un ignorante del mundo, de lo que rodea, te salvará de la caída. Nadie está preparado. Lo entiendo. Pero puedes hacerlo. Podemos hacerlo.”

Pero tu bien sabes que es difícil.

“Hay que saber esperar al momento adecuado. Ese instante en lo que todo se reduce a una sola respuesta. Habrá días malos y otros en los que sea imposible quitarte la sonrisa de encima. Supongo que querrás razones. Yo te las doy, pero me tienes que hacer caso. Hay alguien ahí que también ansía que le des una oportunidad. Qué le preguntes. Siempre estás intentando buscar la manera para no hacer lo que él quiere. Él te puede ser de ayuda en algún momento. Quizás no esté de acuerdo en lo que él diga, pero la vida hay que vivirla con emoción. No hacer lo mismo siempre.”

Bueno le daré una oportunidad. Pero de momento no hay nada que se la merezca. Pero cuando llegue algo que valga la pena, no sabré que hacer. A lo mejor, no hay que buscar demasiado, pero aun así será difícil.

“¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?”

No se. Dímelo tú.

“Pregúntale a él”

2 comentarios:

  1. Excelente entrada,
    me gusta que parezca una reflexión con tu conciencia, enorabuena! :D

    ResponderEliminar
  2. La vida es cambio, nosotros mismos somos los únicos que podemos acabar con la monotonía del día a día. Todo, absolutamente todo, depende de nosotros, porque aunque no lo veamos, hasta las personas que nos influyen son aquellas que nosotros hemos elegido para que lo hagan.
    El problema esta en las costumbres, y en resignarnos y aceptarlas. Cuando nos acostumbramos a las rutinas, acabamos cometiendo el error de no querer cambiarlas, y autoconvencernos de que esa forma de vida establecida es la adecuada.
    Por esto, está en nosotros, en nuestras manos, hacer que la vida sea un cambio constante, que dentro de la rutina hagamos aparecer destellos que la hagan atractiva, y que seguir adelante sea solo un paseo agradable.
    Solo así podrá ser vida.

    ResponderEliminar